Hasta hacer relativamente poco tiempo, la coquetería parecía ser un territorio exclusivamente femenino. Menos mal que que, poco a poco, y entre todos hemos conseguido romper con todos esos tabúes y con el papel que vosotros los hombres jugáis dentro de la sociedad y también en la manera en la que os veis a vosotros mismos.
Al principio, lo único que os permitíais era un after shave de alcohol puro que al aplicároslo escocía una barbaridad y que os dejaba la cara ardiendo. En vuestra bolsa de aseo también solía haber una pastilla de jabón multiusos, una colonia de lavanda, como mucho, un perfume formulado con vetiver.